sábado, 11 de mayo de 2013

Libros de nunca acabar



“El nombre de la ballena” es un precioso álbum ilustrado y una puerta abierta a las preguntas, un motor que enciende la curiosidad y hace del lector un sujeto atento, expectante: “¿Qué pasaría si todos los hombres hablásemos una misma lengua?” se pregunta el mago de la historia.

Este libro fue mi compañero de viaje durante todo el verano, con La Cuentería Rodante; lo compartí con niños de Balnearia, San Francisco, Crespo, Villa Elisa, Villaguay, Pueblo Liebig, San José, Santa Isabel de La Pedrera, La Coronilla (estos dos últimos en Uruguay). Cada vez encontramos algo nuevo. Cada vez se abría una nueva pregunta, una nueva lectura. Es uno de esos libros inagotables, como los grandes libros.
Hace poquito volví a compartrlo con un amiguito precioso, un verdadero mago, con quien realizamos un viaje intergaláctico y fantástico de lectura y escritura. Copio un extracto del intercambio con él:

"Seguro has tenido que leer este libro más de una vez.
Sobre todo, habrás tenido que leer más de una vez las ilustraciones.
¿Que las ilustraciones se leen?
¡Sí, mi querido Mago!
Como se lee el otoño en los colores de una hoja
o como podés leer al zorro corriendo a la liebre,
en los ladridos del perro que escuchás a la noche antes de dormirte…

Hay historias que cuenta la lluvia, lloviendo…
Hay historias que podés leer mirando a un niño que ayuda  a otro en la calle.
 Y hay libros donde los dibujos cuentan historias que no cuentan las palabras…
son una especie muy particular dentro del mundo de los libros ¡a mí me encantan!

Cuando uno es Mago de Palabras,
muy pronto se encuentra leyendo todo con ojos de cuento…
Para ejercitarnos en este poder, te propongo algo.

La idea me surge de la forma en que leí este libro (lo leí más de 20 veces)
y eso porque se me ocurrían muchas preguntas.
Algunas se iban respondiendo cuando volví a leerlo…
y otras me han quedado sonando y necesito investigar…
Por ejemplo: ¿cuál fue primera: la palabra paz o la palabra guerra?
¿La palabra paz nació porque existía la palabra guerra? ¿O fue al revés?
No lo sé, tengo que averiguarlo. Es un tema muy interesante.
Y es muy interesante lo que quiero proponerte, entonces:
¿qué tal si lo volvés a leer este libro y anotás todas las preguntas que se te ocurren?
Luego, podés ver si encontrás alguna respuesta para alguna, leyendo otra vez, quizás buscando fuera del libro… o acudiendo a alguien más”.


martes, 7 de mayo de 2013

Otoño en Traslasierra


un recinto silencioso
de puerta entreabierta
en el interior
de una semilla seca

sueña, pequeña


martes, 5 de junio de 2012

El secreto de todas las recetas



Hacía rato que L no venía al taller, así que aprovechando el fin de semana largo, fui de visita a su casa.

L no estaba, había salido con su papá y sus hermanos en busca de unas cabras fugitivas. Pero estaba la mamá, cocinando pan en el horno de barro. Ella me contó que a veces se les hace muy difícil mandar a L y a sus hermanos a la escuela (y en consecuencia, al taller) sobre todo ahora que viene el frío. Charlamos un rato, ella estaba muy agradecida por mi visita (les llevé unos cuentos para los papás y para los chicos, ya que todos disfrutan mucho de la lectura). La mamá no sabía qué ofrecerme, no tenían ni yerba para el mate.

Mientras conversábamos, ella seguía haciendo sus tareas. En un momento comenzó a disponer en una bandeja una polenta calentita. Le pasaba un cuchillo de madera, alisándola, acariciándola suavemente, una y otra vez, mientras me contaba cosas de los chicos, de su vida. “Hoy es el cumpleaños del R” me dijo.

Ni bien terminó de acomodar la polenta, fue hasta un cantero y cortó unos gajos de orégano. “Llévese unas semillas de este, que es del bueno, me lo traje de Pocho”, me dijo colocando en mis manos unas flores secas.

Luego siguió un acto de amor delicado y de una belleza que me conmueve cada vez que la imagen vuelve a mí.

La mujer comenzó a deshojar, con sumo cuidado, las ramitas del orégano. Hoja a hoja fue colocando sobre el amarillo del maíz, perfectamente llano en la fuente, mientras formaba dibujos de flores. “Si hay pobreza, que no se note”, me dijo en un momento.

Así vistió de amor el maíz, para alimentar a su familia.

Nunca voy a olvidar el secreto de todas las recetas que esa mujer me enseñó esa tarde, con tanta humildad y corazón. 


martes, 27 de marzo de 2012

El Espejo


Cuando S llegó al taller los 7 varones ya estaban trabajando. Era la primera vez que ella iba a jugar el juego "Viaje por el Valle de Tras-la-Tierra" y apenas le conté que los chicos ya estaban armando sus personajes, le relampagueó la inquietud y despidió precipitadamente a la mamá, quien le dijo: “A ver si inventás alguien que te ayude a ordenar tu cuarto”.

Ese día S apenas logró elegirle un nombre a su personaje. Daba vueltas, no quería ayuda, se quedaba indecisa, como leyendo y releyendo eso que no lograba escribir.

No nos detuvimos en el impedimento, lo salteamos y pasamos directamente al juego.

S se divirtió muchísimo jugando. Con una habilidad maravillosa cumplió su rol y afrontó las pruebas sin dar importancia a los 7 varones que no estuvieron muy amigables con ella.

Al terminar, cuando estábamos merendando, me dijo que ya sabía qué ocupación elegir para su personaje. “Es cocinera” –dijo –“se la voy a mandar a mi mamá, a ver si le enseña”



sábado, 17 de marzo de 2012

El Dueño de Todo


Como les había anunciado, el tema era el Otoño.

Estábamos casi en el horario de comenzar el taller con el primer grupo, los chicos jugando afuera, cuando apareció “El Dueño de Todo” y los retó por corretear y gritar.

Mientras los grandes se iban a la plaza y el grupo de pequeños entraba a la sala de cuentos (un poquito antes de tiempo pero a salvo del susodicho) apareció el pajarito que nos contó que el Dueño de Todo suele declarar sin tapujos que no soporta a los niños.

Casualmente (por esas tramas maravillosas que a veces se nos manifiestan y nos dan motivos, impulsos para escribir) ese día iba a contarles un cuento de Oscar Wilde, “El gigante egoísta” publicado junto a El Príncipe Feliz, en 1888.

El Gigante Egoísta es dueño de un hermoso jardín que conserva su vida y color gracias a los niños que van a jugar allí, a la salida de la escuela. Cuando el gigante vuelve de su viaje y los descubre, inmediatamente los hecha y cuelga un gran cartel con la  prohibición y el anuncio del castigo… Entonces llega el invierno, se instala y no se va más… hasta que el gigante comprende quiénes le dan vida al jardín… y el cuento se resuelve con la conversión del malo…

Me dio una inmeeeeensa satisfacción contarles este cuento. Mucha más satisfacción que si hubiera salido a defenderlos y a decirle algunas cosas al Dueño de Todo.

Al final del taller, escribimos papelitos en formas de hojas de Otoño (el tema supuestamente era el Otoño, no el Gigante). Algunos eran mensajes al Gigante Egoísta y otros versos disparatados que se les ocurrieron a los chicos.

Los pusimos en la vidriera, entre los libros… No vaya a ser que el Dueño de Todo pase por ahí… se detenga a leer y comprenda quiénes son los que le están dando vida a su jardín… 


Imagen tomada del blog "En clave de Niños".

jueves, 15 de marzo de 2012

Si las cosas cambiaran así de repente...

El viernes pasado, a partir de una situación particular y repentina que estaba viviendo la mayoría de los niños que vienen al taller, trabajamos el "cómo sería todo si mañana fuera distinto".

Leímos "Cuando en Milán llovieron sombreros", de Gianni Rodari y después empezamos a tirar ideas. Una tras otra, una tras otra... Tantas fueron, que sólo llegamos a rimar las primeras:

"Si las cosas cambiaran
así de repente
en los árboles habría
nidos de gente.


Las montañas se hundirían
bajando las lomas
y el signo de la paz
sería una escopeta en vez de una paloma".

Hasta acá rimamos. A continuación copio algunas de las ideas que llegué a anotar, con la intención de invitarl@s a sumar estrofas.

Si todo fuera distinto los abrigos congelarían, los lápices borrarían, los libros serían pajaritos (!!!!!!!!!), la caca sería rica, las mesas se sentarían, la escuela sería un boliche, las ballenas tendrían alas, las directoras serían buenas, Messi sería Pastore, los que molestan serían tímidos...






martes, 13 de marzo de 2012

Ensalada Casera




“Te palta foco,

los hermosos están dibujos”

dijo la velita, mientras

encendía una madre.


A veces

la vuelta se da casas,

las mareas se palabran,


y nada entiende nadie

y nadie entiende nada.



De: "8 años, 6 poesías, un cuento y una historia a medias".
Poesías de María José Echenique e ilustraciones de Celina Mackern.